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Entrevista | Desfíos Comunes - Equipo de Uruguay: Trazabilidad de residuos industriales
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El proyecto incorpora georeferenciación y transmisión en tiempo real sobre los residuos industriales para que estos pasen a ser potenciales recursos.

El proyecto Trazabilidad de residuos industriales, presentado por CEMPRE, DataUy, Bisnext y GlobalUy, se inscribe en el Programa de Innovación Pública, promovido en Uruguay por la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) y BID Lab. Este proyecto, ganador del eje GovTech del programa Desafíos Comunes de RELAI, brinda apoyos a organismos del Estado -en el caso de este proyecto, al Ministerio de Ambiente- para ofrecer soluciones a la población mediante la incorporación de tecnología y nuevos conocimientos. El proyecto incorpora georeferenciación y transmisión en tiempo real sobre los residuos industriales para que estos pasen a ser potenciales recursos. 


En entrevista, RELAI conversó sobre este proyecto, su reconocimiento en el marco de la Convocatoria Desafíos Comunes y su alcance con algunos de sus representantes: Marisa Cirillo (CEMPRE Uruguay), Daniel Carranza (Data Uy) Washington Salaberry (GlobalUy) y Mauricio Rostan (Bisnext).



¿Cómo puede la tecnología ser parte de todas las etapas de gestión del residuo, desde su identificación, logística, acondicionamiento pre y pos reciclado? ¿Qué rol juega en cada punto? 


La tecnología es un complemento, porque da un apoyo a la solución; nosotros dependemos de que cada uno de los actores dentro del ciclo participe y adopte su uso. Las actividades durante el ciclo de vida de la gestión de residuos ayudan a transparentar lo que está sucediendo en cada una de las fases, desde la identificación con el etiquetado debido en los distintos recipientes de clasificación, hasta la generación de un identificador único para el envío del  residuo y un seguimiento en tiempo real de lo que está sucediendo con él. La tecnología permite dar transparencia y trazabilidad a todo este proceso.


Nosotros lo que pudimos ver en las entrevistas con distintos actores del ecosistema y que se buscó lograr, es generar un lenguaje común entre ellos  (generadores de residuos, transportistas y gestores) y que esto pudiese trasladarse al desarrollo del software para no tener una brecha entre la realidad y el marco teórico. Nosotros entendemos que la única forma de desarrollar una solución, es hacer parte a las personas que participan de la problemática a resolver. Por tanto, esa construcción del lenguaje común entre los distintos actores fue una piedra angular para poder generar  la solución. 


Para nuestro proyecto se aplicó un análisis sistémico de todo lo que tiene que ver con el desarrollo del software: talleres de design thinking,entrevistas de product discovery, y eso llevó a ciertas validaciones junto al Ministerio de Ambiente, para identificar  el rol de cada uno de los actores dentro del ecosistema y las tareas que se van a ir llevando a cabo durante esta trazabilidad de los residuos. De esta manera obtuvimos la identificación de los usuarios, los tipos de residuos y  volúmenes y otras consideraciones a priori, por ejemplo: si se tenía sistema de medición, el origen y el fin de vida del residuo, etc. 


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«Nosotros entendemos que la única forma de desarrollar una solución, es hacer parte a las personas que participan de la problemática a resolver».

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A nivel logístico se logró identificar cómo son movidos los residuos: el transportista tendrá una aplicación que a través de un ID de trazabilidad único y en tiempo real,  va a estar mandando la ubicación por GPS de dónde está el camión. De esta manera el Ministerio, en su rol de control, va a saber por dónde está circulando determinado vehículo transportando determinada solicitud de residuos. Esto le va a dar mucha más transparencia a lo que está sucediendo y va a ayudar en temas logísticos, no solo en tiempo real sino también generando un  archivo, donde al quedar guardada esa  información, se podrá consultar el histórico de por dónde circuló el residuo, ante cualquier incidente que pueda existir. En resumen,  el software que desarrollamos  tiene por fin capturar la realidad y registrarla de manera que le permita al Ministerio de Ambiente procedimientos  que tienen que ver con su rol de regulador del sistema.


Para esto, primero debimos tener en cuenta que la solución respondía a una realidad extremadamente compleja y segundo, ser muy flexibles justamente para poder manejar algo que es permanentemente cambiante. Esa flexibilidad implica que también estemos construyendo una infraestructura a nivel de datos e información que en un futuro inmediato  podrá utilizarse para millones prácticas más y que permitirá al Ministerio lograr más libertad de acción, generar  estadísticas, etc. Vale decir que muchas de las cosas que estamos construyendo no necesariamente tendrán un uso inmediato, pero sí constituyen la infraestructura de datos base  que va a permitir un montón de usos mañana.


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«El software tiene por fin capturar la realidad y registrarla de manera que le permita al Ministerio procedimientos  que tienen que ver con su rol de regulador del sistema».

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Respecto al rol de la tecnología en cada punto del proceso, para identificar cómo funciona esta solución, lo primero que  hace la empresa generadora del residuo es llenar un formulario donde registra la cantidad de contenedores que va a despachar, con los tipos de residuos calificados por el Ministerio (en ramo y sub-ramo), luego eligen qué categoría es; también pueden seleccionar a qué operador enviar  esto en función del tipo de residuo (gestor o transportista);  adjuntar documentación guía de qué tratamiento dar a ese tipo de residuo,  cargar fotos de referencia para que el transportista sepa qué tipo de camión enviar,información del volumen estimado a ser despachado, etc. 


Toda esa información cargada a través del sistema, le llega a un gestor o a un transportista quien puede aceptar o rechazar el residuo. Si lo acepta, se contactarán por distintas vías para poder hacer la coordinación debida y poder ir a buscarlo. El ID se mantiene una vez que el transportista o el gestor llevan el residuo y pueden verlo el Ministerio y  en un principio también el generador, quien tendrá información hasta la etapa en que el gestor transforme el material.



El proyecto se presenta como un joint venture de empresas y organizaciones, ¿qué aporta cada una? 


Los roles del proyecto están bastante definidos. Tenemos a Global Uy «liderando» a través del desarrollo del software y la gestión del proyecto en general (realización del product discovery para tener un entendimiento cabal de la problemática a resolver además de hacerlos partícipes a los diferentes actores, desarrollo del software con sus respectivos avances en la ejecución de sprints y las rendiciones de avances frente a ANII). Al mismo tiempo este proyecto tiene una pata muy importante a nivel de hardware, porque trata de reflejar en el mundo digital cosas que pasan en el mundo físico y que se van a necesitar principalmente para el piloto, por ejemplo, experimentar con handhelds e impresoras que tienen los códigos únicos para los distintos contenedores de residuos; esa pata de contacto con el hardware la brinda Bisnext. 


Luego, en lo que tiene que ver con la experiencia en trabajo con residuos estamos las organizaciones de la Sociedad Civil: CEMPRE y DataUy. El caso de CEMPRE es el de una organización que promueve la economía circular y trabaja desde hace 25 años en la temática, por lo que cuenta con el conocimiento especializado sobre el tema y el vínculo con los actores que intervienen en el proceso: conoce sobre tipos de residuos, el tratamiento que requieren, cómo se procesan en Uruguay y la información que existe y la que aún no, lo cual fue un ingrediente importante para el desarrollo de esta solución. Por su parte, DataUy es otra organización de Sociedad Civil que trabaja en usar datos para el bien común. Entonces tenemos por un lado, la experticia en herramientas y uso de datos (una especie de área en común con GlobalUy pero orientada desde esa lógica de Sociedad Civil) y por otra parte mucha experiencia desde el lado de la participación y co-creación; por ende los talleres de Design Thinking de creación de la herramienta al inicio del proceso fueron los que nosotros llevamos adelante y jugaron un papel clave inicial al romper ciertas premisas de partida, además de ayudar a recorrer el camino de integrar a los diferentes actores. 


Vale mencionar además que la sinergia que se generó entre los cuatro equipos cuadra mucho en la lógica de la innovación abierta, donde el Estado llama en busca de soluciones y organizaciones y empresas responden, generándolas juntos.



¿Qué tipo de residuos se espera que formen parte de un proyecto de esta naturaleza? 


Si bien el llamado el llamado era acotado y apuntaba a hacer la trazabilidad de los residuos industriales Categoría I exclusivamente -que identificado dentro de los residuos que se generan todos los días, es menos del 1% del total- luego de hablar con el Ministerio y distintos actores del proceso, se entendió que sería bueno además incluir los residuos Categoría II, y lo decidimos entre los cuatro equipos por entender que también era beneficioso para el país.


En la Ley Uruguaya de Gestión de Residuos se mencionan varios tipos de residuos, en función de las diferentes categorizaciones: los de Tipo I son residuos peligrosos y si no tienen valorización, tienen que ser gestionados enviándolos a la celda de seguridad de la Cámara de Industrias, ya que requieren de un tratamiento específico. Además de los peligrosos, se encuentran los residuos especiales, cuyo fin de vida no termina en dicha celda sino que tienen posibilidades de valorización, por ejemplo: si en una planta industrial se tiene una merma de nylon, este material tiene un circuito diferente del de los residuos peligrosos: lo toma un gestor y luego, por ejemplo, lo comercializa o lo exporta. El Ministerio en un principio pidió acotar la solución a los peligrosos, ir hacia el resto de los residuos industriales amplía el alcance de todo lo que tiene que ver con los procesos de generación de información. 


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«Lo que queremos identificar es, de la proporción de residuos industriales que se generan, cuánto se valoriza, cuánto va a vertedero y conocer además el ciclo de vida de estos productos»

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Vale aclarar también, en virtud de la pregunta, que el objetivo es avanzar con lo que tiene que ver con trazabilidad en las diferentes áreas. Aquí hablamos sólo de los residuos industriales, que son los que se generan en una planta productiva, no estamos tomando lo que tiene que ver con post consumo, que es cuando una vez que sale de la planta un producto  se vende a un supermercado y este lo vende a un consumidor final; esto por el momento queda fuera del perímetro del proyecto.



¿Cuáles son las variables que deben controlarse para que un residuo industrial se torne recurso (ej. tiempo y condición de su descarte versus proceso productivo para su reuso y estado del recurso como materia prima)? ¿Cómo se aplica la trazabilidad (ej. lote, tipo de material, origen o destino industrial)? 



Desde CEMPRE lo que se identificó en conjunto con el Ministerio fueron las brechas de información sobre procesos circulares. Existiendo un plan de gestión de residuos en Uruguay con metas identificadas en lo que hace a residuos tanto industriales como domiciliarios, el objetivo del proyecto es justamente tener un sistema de trazabilidad. Sabemos que lo que queremos identificar es -de la proporción de residuos industriales que se generan- cuánto se valoriza, cuánto va a vertedero y conocer además el ciclo de vida de estos productos. Para lograr hacer eso es que se suma a todos los actores de la cadena y se empieza a trabajar en este sistema de información que lo que genera es una línea de base


En el perímetro del proyecto en su totalidad se está estandarizando algo que hoy en día aún no está estandarizado:  a nivel procesos industriales dentro de una fábrica por ejemplo, se tiene perfectamente identificado el camino que hay desde que llega la materia prima, pero lo que sucede antes su llegada y después de que se genera el producto en sí,  es una «caja negra» y es en lo que estamos trabajando con cada equipo que compone el proyecto, buscando una solución.


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«Como grupo también fue importante entender a la hora de presentarnos que esto no sólo era un tema de gestión de residuos, sino que se está hablando de materia prima y del fin de vida de los recursos».

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Una vez que se comienza a generar esa línea de base y a entender el fin de vida de los materiales y los niveles de reciclabilidad y valorización, a nivel sector privado se empieza a dar esa información a la Industria. Por tanto, la solución también es importante para las empresas, ya que van a conocer de forma sistematizada cuál es el volumen de residuos que generan y a partir de esto comenzar con estrategias de reducción, reciclabilidad y economía circular.


Sumado a todo esto, el proyecto aporta información sistémica que conecta con otros temas de relevancia: hoy el país tiene que rendir cuentas sobre los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), sobre las emisiones de gas de efecto invernadero, etc. y este tipo de trazabilidad, que no existía a este nivel, termina impactando  en muchas  áreas y vinculándose con compromisos del país a nivel global. Por lo tanto, como grupo también fue importante entender a la hora de presentarnos que esto no sólo era un tema de gestión de residuos, sino que se está hablando de materia prima y del fin de vida de los recursos.



A la hora de pensar esta solución, ¿buscaron referencias internacionales que ya estén en funcionamiento para inspirarse o adaptarlas? ¿Entienden que este proyecto es potencialmente exportable a la región? 


Cuando los que estábamos más alejados de la realidad de los residuos tomamos contacto con ella para el proyecto, caímos en la cuenta que a través de este tipo de solución se está ayudando no solamente a la trazabilidad, sino también a sacar de canales informales a mucha gente que se encuentra en condiciones vulnerables y que puede entrar en contacto con residuos que ponen en riesgo su salud, porque el control se podrá hacer de una manera más eficiente. Lo que primero buscamos fue conocer cuáles son los países líderes en esto y nos encontramos con Suiza, Alemania, países nórdicos, y encontramos una distancia bastante grande a nivel de las realidades de las empresas que participan en el ecosistema y de la disponibilidad económica con la que cuentan.


Con esta antesala, nos enfocamos en ver cuál es la problemática en Uruguay, cuál es la situación que tiene y tratar de acotar la solución a lo que sucede aquí, pero entendiendo que además es muy similar a lo que sucede en América Latina en general. Entonces, partiendo de la base de centrarnos en nuestro país, buscamos también acompañar no solamente a las mega corporaciones del ecosistema, sino también a los micro emprendedores.


Vale mencionar también que este proyecto está a la vez digitalizando y generando los procesos, de forma paralela; que quizá es una forma bastante distinta a la que se trabajaría un proyecto, por ejemplo, en un país al norte de Europa. Se está capturando información que posiblemente luego se use para generar normativas alrededor de este tipo de temas, que es muy distinto a tomar un proceso que ya se tiene mapeado perfectamente y decir «vamos a digitalizarlo».



El proyecto atiende un desafío planteado por el Ministerio de Ambiente uruguayo. ¿Cómo es la articulación público-privado (Estado-emprendedores) a la hora de proyectar la solución? ¿Se espera concretar este proyecto en un corto o mediano plazo? 



El proyecto nace de un llamado que está bien orientado a la innovación abierta, de ANII con BIDLab y la voluntad del Ministerio de Ambiente de participar, por lo tanto el vínculo público-privado está en la base. En el propio llamado se establecían ciertas necesidades, no solo de colaboración en el proyecto en sí mismo sino también una apertura: se premiaba arquitecturas abiertas y software libre, que fue parte de nuestra propuesta y uno de sus diferenciales, y que tiene que ver con que ese proyecto se pueda seguir manteniendo y colaborando a futuro.


Para este proyecto, como mencionábamos hoy, utilizamos metodologías de pensamiento de diseño bajo lógicas de gobierno abierto para todo el proceso. A su vez, se enmarca en algo más amplio donde ya existen colaboraciones previas en el marco de otras iniciativas que vinculan a quienes participamos y también la participación  de todos los actores de la cadena de residuos. Por lo tanto,  los diversos apoyos han sido la columna vertebral de este proyecto. 


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«La flexibilidad de este sistema permitirá que también  se puedan agregar nuevos módulos para dar tratamiento y seguimiento a otro tipo de residuos, por ejemplo los hospitalarios, de construcción, etc.»

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Respecto a su viabilidad, la idea de la solución no es salir a comercializarla, sino dársela al Ministerio y será él quien motive a las empresas a que la pongan en práctica. Previo a que se implante en toda la Industria, se van a llevar a cabo pilotos en empresas de todo el ecosistema -que ya se ofrecieron voluntariamente para ser parte- y que se realizarán entre diciembre 2022 y enero 2023.


Otro de los puntos, a mediano plazo y con respecto a su alcance, es que la flexibilidad de este sistema permitirá que también  se puedan agregar nuevos módulos para dar tratamiento y seguimiento a otro tipo de residuos, por ejemplo los hospitalarios, de construcción, etc. En caso de que eso suceda, nuestra recomendación al Ministerio es replicar las mismas prácticas que tuvimos con los residuos industriales y que los actores fundamentales se sientan parte de la construcción de esta solución.



¿Qué otro valor agrega la participación en una convocatoria regional, impulsada por RELAI, una asociación de 14 agencias de innovación en América Latina y el Caribe? 


El reconocimiento fue particularmente bueno, ya que es también una validación de muchas de las lógicas y metodologías que aplicamos, y además principalmente por el momento que se recibió, donde si bien no estaba el desarrollo del software avanzado se estaba reconociendo lo bueno de cómo se armó este proyecto, sus técnicas, sus lógicas, y las ideas y principios guía de cómo se diseñó. Y tiene el plus de que ese reconocimiento viene de agencias de innovación que lo valoran, porque es un diferencial grande el concepto de «encontramos la solución a un problema». 


Asímismo, que nos fueran a proponer para la convocatoria de RELAI fue una muy linda sorpresa; cuando escuchamos a los otros proyectos que participaban también valoramos la cantidad de gente con talento y nivel de expertise que hay en la región; uno siempre mira para el Norte por defecto, pero aquí en América Latina, si se presta atención, hay mucha gente talentosa con proyectos diferentes al nuestro, de los que quizá en otras circunstancias nunca nos hubiésemos enterado. Entonces también nos sirvió para revalorizar que en la región hay gente con mucho talento y que nos hayan dado este reconocimiento a nosotros nos pone muy orgullosos, porque competíamos con proyectos realmente muy interesantes.